Fernando Gracia Ortuño

Noticias, eventos y curiosidades en torno a la novela de Fernando Gracia Ortuño

jueves, 25 de julio de 2013

Pasado y presente en la novela

Os imaginais un  facebook con censura, un Blogger con cortapisas y un control de vuestras vidas que os impidiera crear, opinar y  os forzará a vivir con patrones de hace más de cuarenta años?  Yo no. Ni el protagonista de mi novela tampoco. Por eso tal vez chocó con los personajes que  encarnaban otro mundo en este, en una paradoja y contrasentido actuales e históricos al mismo tiempo. Hasta que se supera el pasado muchas veces ocurren cosas como las de esta novela.  Porque ese pasado, esa mentalidad  y esa censura amenazantes siguen en el mismo sitio, solapados y latentes todavía,  esperando la ocasión de volver a reafirmarse y sin haber sido superados como erróneamente suponemos. 

Fernando Gracia  Ortuño
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miércoles, 24 de julio de 2013

Una novela negra

Hoy os quisiera recomendar una novela negra excelente, de Charles Williams, titulada "Marcada por la sospecha".

Charles Williams no es tan conocido como Chandler, Hammett, o Ross Mac Donald. Pero en esta novela, donde la violencia está encarnada en un pueblo de mala muerte de la Norteamérica rural, negra y profunda, está a su misma altura, si no más inclusive, porque nos retrata de manera carismática y con una lucidez que sólo se da por desgracia en los grandes artistas, la sordidez de los ambientes viciados en su propio caldo de odios y rencores irreconciliables de siglos, amazacotados justamente en el momento en que el protagonista, el ex policía Chatham, se ve obligado a permanecer varios días debido a un pequeños accidente con el coche.

Chatam, enseguida conocerá a la dueña del motel en el que debe alojarse hasta que le reparen el coche, a quien justamente la mayoría de lugareños, viles y chafarderos, ruines y miserables como ellos solos, calumnian constantemente desde la muerte de su marido, años atrás. como si ella estuviera detrás....


En fin, siempre el héroe rescatando a la princesa, desechando de paso la purria en derredor, totalmente ajena a la palabra justicia o siquiera honestidad... Porque así es como prodríamos definir una vez más la novela negra en general, el bien, siempre escaso, demasiado aislado, y el mal, siempre general y vulgar, demasiado vulgar...



Fernando Gracia Ortuño

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Los quijotes

¿Sabéis esas cosas que se piensan de niño, cuando se mira por unos prismáticos y se cree poder escuchar lo que dice la gente que está tan lejos en realidad, pero que nosotros vemos en esos momentos tan cerca?

Pues así es el idealista y el quijotesco, él cree que le escuchan, porque le gustaría que las cosas fueran diferentes, le duelen  más que a cualquiera, tal vez porque todavía conserva partes de ése niño que mira con prismáticos el mundo, lo ve más cerca y se imagina lo que no es, puesto que en realidad el tiempo que se tarda en llegar a aquéllas voces muchas veces es inmenso e infinito como lo absurdo, un tiempo que será al final el que dictamine los cambios que aquél había pronosticado, cuando todo eran voces imaginarias en la lejanía, sordera.

Si no fuera por los quijotes y los idealistas todavía el hombre estaría en los árboles de la savana africana. Pero cuando aparecen, como en el Quijote, la mayoría de esas voces en la lejanía, echando por tierra su sentido, acaba de empezar una profecía que se cumplirá, y así es desde que el hombre es hombre. Y seguirá siendo mientras ponga las cosas en su sitio la evolución y el progreso después.



Fernando Gracia Ortuño

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domingo, 21 de julio de 2013

El mundo está cambiando

El escenario de "Un detective en la Cocina" podría ser cualquier otro, los personajes cogidos al azar de una panadería, un súper, un bufete de abogados, un bar, un restaurante o una peluquería, porque, si nos paramos a pensar, en una panadería nos intentarían estafar igualmente con pan de aire, muy abultado y crujiente, pero sin substancia ni peso, o si es de calidad el triple de caro, salvo en los paquistanís, que se han dado cuenta, y ahora están aprovechando el tirón para vender pan verdadero, en contra de lo que están haciendo las panaderías, que venden algo parecido a la goma espuma vaporosa e insubstancial. En una peluquería nos raparían por un ojo de la cara, mientra una maquinilla de rapar vale menos de quince euros y tienes para varios años, pero como los chinos se han dado cuenta, ellos lo cortan por la cuarta parte del precio oficial, pero ¿quién tiene hoy en día para pagar el precio oficial de 40 o 50 euros por arreglarse las mechas en una peluquería oficial?

En un restaurante, lo que se conoce por engordar la factura era algo habitual, y mucho, como el vino, el café, los chinos, en cambio, más espabilados, y mirando a largo plazo, no tienen costumbres de engorde de factura, ofrecen precios económicos de menús baratos, y triunfan, se están adueñando del mercado. No intentan robar, como en muchos sitios, engordando facturas ni imaginando precios que no están a la vista, excepción hecha de los locales cerca de la playa, que han uniformado tendencia al latrocinio con exuberantes facturas de cara al turismo extranjero. Esto también sucede en los restaurantes filipinos y libaneses que en barrios más alejados son  baratos, pero si vas al paseo marítimo te sablean hasta los tuétanos.

Pero en general, aparte de estas contingencias oportunistas, el latrocinio y el sableaje es más nacional, reconozcámoslo, si queremos reconquistar nuestro comercio, nuestra economía y turismo ya en manos del extranjero. No sablean tanto, por eso cada vez tiene más éxito, y los restaurantes extranjeros con la misma calidad que los españoles, pero a mitad de precio, acaban triunfando: ¿Por qué será?

En los supermercados, ¿por qué sólo triunfa uno por goleada, o a lo sumo dos aquí, mientras los demás están condenados a la desaparición darwiniana? ¿Y por qué los súpers paquistaníes cada vez son más abundantes, mientras que el pequeño comercio local ha ido desapareciendo? Sencillo: La calidad y el precio han encumbrado a dos, el Dia y el Mercadona, los demás súpers tienen los días contados, y para el comercio alimentario de barrio o proximidad tenemos los paquis y los chinos, que nos han arrebatado, con pan de calidad, infinitamente más bueno que el de las panaderías típicas, y los mismos productos que en el súper, pero a tiro de piedra de casa, el mercado de los antiguos ultramarinos.

Ahora los ultramarinos son súpers de paquistaníes y chinos, indios y filipinos. Las peluquerías cada vez están más en manos de los chinos. Las tiendas de ropa, los todo a cien, todo en manos de los chinos, porque nosotros vendíamos eso mismo, todos esos productos a precios exorbitantes, y ellos en cambio los venden bien de precio, y la gente está con el agua al cuello, y no es tonta.

Cuando alguien nota que al comprar pan le han sisado, y encima le venden un pan de goma ultraligero como los aviones, no se lo piensa dos veces, se cambia al paqui de la esquina, a comprar un pan de mucha más calidad, y mucho más barato...

Claro, por eso digo, los personajes de la novela, podrían circunscribirse a muchos de estos ámbitios de la economía de comercio, en vías de desaparición, porque también ellos pertenecen a un mundo en vías de extinción, la gran cocina donde pululaban Fran, Sánchez, Curro, el Sonámbulo y demás, se viene abajo, pronto vendrán otras, de la mano de grandes empresas, que se llevarán por delante el mundo antiguo, de costumbres oxidadas y acomodaticias, típicamente locales, que ya pronto desaparecerán para dejar paso a un mundo nuevo en manos de otros que vendrán y se harán con el país, convirtiendo tal vez a los lugareños en sus propia mano de obra barata como ocurre en los países del tercer mundo...

Quién sabe... son sólo pensamientos, asociados a la novela.


Fernando Gracia Ortuño

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