Fernando Gracia Ortuño

Noticias, eventos y curiosidades en torno a la novela de Fernando Gracia Ortuño

sábado, 30 de marzo de 2013

Acerca de "Un detective en la cocina"

Estoy convencido que el lector, cuando conozca las expresiones y los hechos inauditos de algunos de los personajes de esta novela, se preguntará de qué maldita guarida han podido jamás salir semejantes esperpentos, tan demoníacos y maquiavélicos como el mismo infierno personificado. Incluso acudirán a su mente las palabras más bochornosas e inhumanas, como si tales esperpentos no hubieran podido nunca ser retratados y le recordaran la misma cueva del infierno de Dante, atestada de engendros malignos y abrumada por los alaridos más espantosos e inhumanos. Sin embargo los esperpentos más degenerados de Valle Inclán poco tienen que ver con estos especímenes infectos en grado sumo, cual purulencias vivas del signo más infame, vacilando siempre entre los pícaros redomados del hampa, y los alevosos criminales de la peor estofa de todas las épocas.

Pronto comprobará que al leer la sensación de huída se apoderará de él subrepticiamente, y un terror frío le acometerá poco a poco hasta el punto de no saber se continuar o cambiar durante unos instantes de lugar y actividad. Al cabo de unos instantes sin embargo, si el estrés y la ansiedad desatada se lo permiten, se lo repensará, y entonces la eterna lucha entre el bien y el mal, el continuo embate entre lo noble y lo ruin, lo sincero y lo diabólico, le instarán de nuevo a continuar, y pese a la sordidez de las escenas y lugares, la malignidad de los abyectos canallas, y su eterna y tenaz contrapartida, esa réplica siempre presente a pesar del inconfundible hedor a corrupción en el ambiente, entonces, digo, a pesar de todo eso, un poco a regañadientes, continuará leyendo la novela hasta el final, sin que le moleste ya en lo más mínimo la terrible explosión catársica nunca vista ni oída que acudirá sin defecto a su encuentro.



Fernando Gracia Ortuño

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martes, 26 de marzo de 2013

Inminente

Unos corruptos bribones cada vez más depravados, sinvergüenzas y descarados. Un ambiente siniestro y tenebroso, un joven que lucha en solitario contra lo establecido en ése antro asfixiante y sin ley... He ahí el conflicto y motor de la novela, he ahí el retrato y metáfora de otras muchas  cosas en  "Un detective en la cocina", de publicación inminente.

Fernando Gracia Ortuño

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viernes, 22 de marzo de 2013

Para nada una comedia negra

A pesar de todos los exabruptos, incongruencias y descabelladas insensateces que está soltando Curro, el protagonista, él era el único que reunía el perfil que buscábamos para la novela. Ahora pretende hacernos creer que se trata de una comedia negra, con sus patochadas, sus berrinches y sus inútiles pataleos ante el público presente. Pero los cierto es que tuvimos que elegir entre más de un millón de personajes candidatos en un cásting agotador por los distintos barrios marginales de la ciudad. 

Desde la Barceloneta, hasta lo alto del Carmelo, desde un barrio tan bonito como La Mina o el Barrio Chino, hasta las barriadas más desfavorecidas de Can Tunis, Roquetas, la Vía Julia o Verdún, tuvimos que esforzarnos mucho y soportar las duras condiciones del rodaje hasta que dimos por fin con el personaje que estábamos buscando, de pura casualidad, justo cuando se estaba liando a tortazos con otros candidatos que pretendían colarse ante sus propias narices en los ensayos...

Un tipo duro, pensé, que no se calla ni bajo el agua, aunque le estén pegando doce tiparracos de la peor calaña, y no hace la pelota ni sigue la corriente con tal de sacar tajada: Es lo que necesitábamos en esta cruenta y dura novela, que no se parece en nada a ninguna otra que se haya escrito jamás, a pesar de reunir un transfondo, eso sí, como las de Hammett, de violencia total y definitiva.


Fernando Gracia Ortuño

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jueves, 21 de marzo de 2013

El protagonista al habla

Recuerdo que mientras se estaba escribiendo la novela, pillé un gripazo impresionante. Sabía que tenía que acudir a los platós cada mañana sin apenas fuerzas para caminar, mientras el caradura del escritor me miraba con cara de escepticismo, pero me daba igual, la salud es lo primero. Además, él tenía la sartén por el mango, ya se sabe, y a lo mejor en una de esas me relegaba a la primera de cambio y ponía a otro protagonista. 

Así que no tuve más remedio que combatir con todas mis fuerzas esa gripe. Me fui arrastrando por farmacias y médicos hasta que di con un jarabe. Pero era más caro que una noche en el hotel Rits. Así que cuando se acabó el dinero y tuve que pedir el préstamo al banco para otro jarabe, éste se negó porque estaba en números rojos. Tuve que suplicar al caradura del escritor unos días, pero no me creía, el bribón, pero estaba baldado, muy baldado. 

Intenté entonces, en un último intento por sobrevivir, aferrándome con todas mis fuerzas a la vida de protagonista de "Un detective en la cocina", salir al paso y superar todo aquello, y le pedí a la médica que me recetara, -sí, lo confieso, supliqué, lloré, me zarandeé, con todo lo duro que estaba siendo mi personaje en la representación de la novela-, y le imploré a la médica de cabecera que me recetara el dichoso jarabe contra la tos, si no mi futuro profesional de personaje se verían claramente afectados irremisble e irreversiblemente. 

Pero la médica se negó a recetarme el jarabe. Por los recortes. Y el escritor achuchándome para que volviera a los platós a ser escrito por él, a representar mi papel. Fue entonces cuando pensé en vender el coche. Ahora ya tengo el jarabe en mi poder, estoy mejor, un poco mejor.

A lo mejor me equivoqué de profesión, y en lugar de personaje tendría que haber estudiado para farmacéutico...


Fernaando Gracia Ortuño

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viernes, 15 de marzo de 2013

Vamos a aclarar una cosa...

Es un hecho en literatura de novela negra que los protagonistas sean personajes si no reales, cuando menos verosímiles. No se trata de crear un modelo de perfección ideal de protagonista, un cliché compendio de todas las virtudes, ni que el protagonista esté absolutamente exento de los avatares de la vida, con sus vulgaridades y sus picardías, sus miserias y sus canalladas, ni que la maldad intrínseca en el ambiente general de una novela no le afecte lo más mínimo al personaje protagonista. 

Claro que si, por ejemplo, el joven de color de una novela del género negro titulada "Escupiré sobre vuestra tumba", de Boris Vian, hubiera sido un joven apuesto y formal detective en busca de los malos, él mismo, al ser un chico negro perfecto y formal en busca de justicia, jamás hubiera podido describir el sórdido ambiente de la novela, ni mucho menos el racismo en la Francia de la posguerra. Sería imposible, y el resultado sería un bodrio moralista, blandengue e insoportable. En cambio, escriendo "Escupiré sobre vuestra tumba" logra lo inaudito, pues para describir el racismo real ¿quién mejor que un negro víctima de ése racismo irracional y ciego, que lo ha vivido en carne propia y está sediento de venganza?

Si Boris Vian hubiera sido el protagonista de su novela, y no un supuesto negro norteamericano, personaje humano bien caracterizado, un criminal, vamos, está claro que no tendríamos una de las mejores novelas negras de todos los tiempos. Tendríamos casi un sermón desde el punto de vista de las víctimas.
Por eso tal vez se explique su censura en su momento, el que los críticos no le pudieran perdonar jamás el atrevimiento de describir una realidad posible, la del crimen de los negros desde el prisma de las víctimas, desde ése punto de vista de los negros inexistente, pero también de todas las épocas. Y por eso tal vez el libro fue condenado por ultraje a la moral, exabrupto antirracista, y la "buena sociedad francesa" nunca le perdonó en la novela que "un negro" se tomara la justicia por su mano en un país, supuestamente Norteamérica, donde por aquél entonces brillaba por su ausencia.


Fernando Gracia Ortuño

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Quién cuenta las cosas aquí

Yo soy el protagonista. El autor se cree que soy invención suya y que tengo determinadas características físicas y mentales. Sólo soy el narrador, el que cuenta la historia desde mi punto de vista, yo soy quién cuenta la historia desde mi única óptica. El se cree que no soy del todo bueno, ni tampoco tan detestable como alguno de los otros personajes. Pero si esto fuera así, yo, Curro, sólo sería un producto de su imaginación, y no podría razonar ni tomar decisiones por mí mismo, ni tener libre albedrío. Por tanto, aunque el escritor, el autor, se disfrace, o mejor, diga que se disfraza en sus personajes para dar esa visión concreta y peculiar del mundo, del ambiente en la cocina, yo estoy convencido que él no es ningún dios. No señor, quién se ha creído que es, creerse que puede crearnos a los personajes desde la plastilina de la imaginación, como haría un niño con el barro de jugar.

El pretende escribirnos, dice. En realidad es él el que se escribe y disfraza. Si no, yo no hubiera sido tan imprudente y pasional en la novela. Está claro que soy joven e imprudente por naturaleza, pero no actué así por mi propia voluntad, en realidad había un guión señores, sí, un guión, y porque no quise saltarme las normas, luego la novela cursó sus vericuetos particulares..

Sí, he salido un poco distorsionado en esta novela, negra, espero que en los próximos papeles no me tome el pelo el escritor guionista. Los personajes deberíamos crear una especie de plataforma creativa en que también nosotros pudiéramos opinar. De momento los autores, los denominados pomposamente escritores nos dirigen y plasman a su antojo, pero tiempo al tiempo... No, no estoy nada contento con el papel de medio malo y medio bribón que me ha tocado esta vez a manos de este escritorzucho...


Fernando Gracia Ortuño

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jueves, 14 de marzo de 2013

El autor

Yo pensaba que éste era un blog donde se trataban aspectos de la novela ante su inminente publicación, y lugar donde los personajes y el autor debaten y se preguntan acerca de los motivos y razones de la misma, las anécdotas durante la fase de escritura y prefiguración de los personajes y el escenario, el contexto imaginario verosímil, los móviles y pulsiones de los protagonistas, el escenario social y político, la interrelación de la acción en una trama negra de suspense y sus connotaciones dentro del marco de la crísis socio económica actual, en un país en apoteósica zozobra a todas luces satirizable...

Pero no, por lo visto alguno de los personajes me ha tomado la delantera y está despotricando a mansalva.

Tendré que establecer las diferenciaciones básicas entre autor, narrador y personaje, personaje narrador, narrador en primera persona, autor, narrador omnisciente, creador y autor...

Bueno es un lío de mucho cuidado, así que me tomaré unos días para aclarar un poco las ideas.


Fernando Gracia Ortuño

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martes, 12 de marzo de 2013

Mini sinopsis

Todos tenemos un dia malo en que cualquier cosa podría ocurrir. Curro, que es un cocinero que hace poco trabaja de eventual en un hospital destartalado, es un ejemplo de lo que le podría pasar a cualquiera de encontrarse con un ambiente tan hostil y misterioso como el que se describe en esta intensa y descarnada novela negra. Con una cronología horaria desde el mismo momento en que entra a trabajar, el protagonista nos irá describiendo el mundo de sus averiguaciones a tiempo real, mientras que, por otro lado, sus horas allí se irán complicando cada vez más hasta el fatal desenlace.

Fernando Gracia Ortuño

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miércoles, 6 de marzo de 2013

Habla otra vez el protagonista, di motu propio

Entrar a trabajar en un antro así. Habría de haber sido como ellos para no desentonar a las claras, hubiera tenido que haber nacido otro, no haber sido nunca como soy. Pero esto nadie lo comprende si no ha pasado por ello, si no nació yo y no vivió lo mismo. Por eso me daba igual el conflicto, no tenía nada que perder allí. Por eso no me extrañaba nada de lo que pudiera pasar allí, en ese antro de bribones...


Fernando Gracia Ortuño

Eso no pasa en la realidad

¿Habéis visto, en la peli "El puente sobre el río Kwai", cuando nada más comenzar a desfilar una compañía cautiva del ejército inglés, ante los altos mandos japoneses, todos se ponen a silbar ese estúpido estribillo monótono hasta la saciedad?

Pues esas cosas no pasan en la realidad. Si en cualquier trabajo por silbar ya te meten una bronca de órdago, imaginaos lo que harían por ejemplo en este caso los japoneses con sus ametralladoras al tener que soportar tantos cientos de hombres silbando de la manera más estúpida y cansina como lo hacen esos prisioneros en la peli esa...


Fernando Gracia Ortuño

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El secreto de una buena novela negra

La intensidad del suspense, en una buena novela negra, debe ir in crescendo ya desde las primeras páginas, como diría mi amigo Sergio Monguiló, ha de mostrarse el conflicto esencial en ella en poco tiempo, y se percibirá entonces esa tensión, el hecho de que allí, de un momento a otro va a pasar algo, y que eso que va a pasar no es precisamente bucólico ni maravilloso. Bueno, tal vez para el lector no sea precisamente así, pero no para los personajes y sobre todo para el protagonista.


Fernando Gracia Ortuño

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martes, 5 de marzo de 2013

¿Qué tiene la novela negra que tanto atrae?

Es algo que nos remite instantáneamente al inconsciente, al bien siempre a la zaga del mal, a esa lucha contra los malvados ocuros y perversos escondidos, siempre ocultos en la tiniebla cerrada de la noche. Porque no tendría sentido un malvado tonto, que no fuera al mismo tiempo perverso, maquinador, manipulador y mentiroso, calumniador y todos los demás adjetivos detestables que ha inventado e incubado en sí la humanidad...

Por eso siempre la novela negra nos atrae, nos vislumbra por tratarse siempre un poco de esos quijotes de detectives o protagonistas desprevenidos siempre a la zaga, siempre en constante lucha contra el lado oscuro, contra la nada y la muerte. La maldad y la locura que han de ser necesariamente desenmascaradas, siempre...


Fernando Gracia Ortuño

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domingo, 3 de marzo de 2013

Entrevista al protagonista de la novela

Señor protagonista, quisiéramos hacerle unas cuantas preguntas:
-Estupendo, dispare...
-Verá, Vd, al ser un personaje de ficción, ¿cree que el mundo real dista mucho del ficticio, el suyo, descrito estupendamente en la novela Un detective en la cocina?
-Pues verá... no puedo saber a ciencia cierta si el de Vds, los denominados "personajes reales", es un mundo muy distante al mío, mejor o peor que el ficticio donde yo habito en esta novela, pero a veces coinciden y otras no, supongo que el escritor en eso tiene mucho que ver.
-Vd, en la novela, ¿qué es?
-Soy un joven en época de crisis, que acaba de encontrar un trabajo eventual, y se encuentra con todo el tinglado montado de lo establecido en aquél lugar, muy difícil de transformar, y también de asumir, claro...
-Pero ¿qué pasa en la novela para que pueda hacer esa afirmación? El mundo siempre ha sido un lugar...
-Uy, en eso no puedo ayudarle, señor entrevistador, para eso tendrá que comprarse el libro, que en breve estará en las librerías.
-Pero ¿no podría adelantarnos alguna cosa?
-Preferiría que no, si no el escritor podría aniquilarme, lo entiende, y no están los tiempos para andar jugando a los héroes.
-¡Pero si Vd es un personaje!
-Ya me gustaría a mí verlo en mi lugar, personaje real de entrevistador, no se crea que ser personaje de ficción es una ganga, aunque Vd, por estar un peldaño más alto en la escala de la realidad, por tratarse de un personaje real, no se crea que las tiene todas consigo, Vd también actúa...
-¿A qué se refiere?
-Siga haciendo esas preguntas, y lo podrá comprobar, señor entrevistador personaje real
-Estoy deseando tener la novela entre las manos...
-Eso es lo que debería pensar ahora, joder...
-¿En la novela es tan mal hablado?
-¡Esto no es nada! Pero ya veo que estoy ante otro tiquismiquis... 
-Sí, a mi las palabrotas no me hacen ninguna gracia
-Pues no se lo compre, oiga, cada uno es libre...
-¡Váyase al cuerno!
-¡Si saliera Vd, entrevistador personaje real de pacotilla, en la novela, le hubiera puesto a parir, pero ahora estoy cansado, sabe, y además mi escritor pasa de Vd, váyase a tomar viento y déjeme tranquilo
-¡Váyase a tomar,,,!
-¡Mira el tiquismiquis educado! A usted le  falta realidad, es decir, haber vivido la vida, salir de su burbuja de corrección y conocer realmente lo que es la realidad...



Fernando Gracia Ortuño

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sábado, 2 de marzo de 2013

El protagonista de "Un detective en la cocina"

Si eres un tiquismiquis, como diría el protagonista de Un detective en la cocina, cuyo nombre no voy a revelar ahora, nunca podrás leer esta novela, negra como la noche, porque habla como la gente del hampa y de la calle, te parecerá demasiado vulgar su jerga, y hasta despiadada, ofensiva. Comprate otra, de verdad te lo digo.

Pero si te gusta la novela negra de toda la vida, no lo hagas, es igual, léela, haz lo que quieras...


Fernando Gracia Ortuño