Para escribir la novela, muchas veces me levantaba a las cuatro de la mañana, antes de ir a trabajar. A veces Curro, el protagonista, se presentaba siempre un poco tarde. La verdad, me parecía que era un poco caradura, el gachón... Pero a él, en esas ocasiones, le daba por recitar poesía espontánea, como lo llamaba él, al modo de los ingeniosos gauchos. Tiene una habilidad especial. Un día, tal vez para apaciguar mi malhumor, se presentó en los platós de escritura recitando del siguiente modo, seguramente para soslayar la inevitable regañina:
Tengo para mí, amigos poetas
que sois todos sin duda buenos atletas.
No de músculo entrenado
sino de seso fino y ordenado.
Todo el que escribe es para mí poeta...
Me gustaría con este escritorio
que nos brinda la novela
Hacer frente a los malos
sin llevarme una rabieta
Más será sin duda imposible
siendo cómo son los demás personajes
Hay uno que es más malo:
parece el mismo demonio
Y me gustaría darle escarmiento
aunque fuera por el forro
No teman los lectores
que sea novela ruda o vulgar
Que en ella encontrarán aventuras
y periplos por el ancho mal.
Se trata en efecto de luchar
contra esta colla canalla
Que unos llaman sinvergüenzas
y otros simplementes calaña.
Sin más me despido que he entrar a trabajar
pórtense bien y compren este libro sin dudar...
Fernando Gracia Ortuño
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